Las malas condiciones de algunas instalaciones domiciliarias internas (como cañerías y depósitos) pueden determinar la aparición de contaminación o un sensible aumento de la existente, con independencia de las condiciones de la fuente de agua a considerar.

Las aguas subterráneas (también llamadas «napas») son reservorios naturales de agua bajo la superficie terrestre que durante milenios han satisfecho las necesidades de los seres humanos. Lamentablemente, hoy en día su fiabilidad se ha reducido hasta niveles alarmantes.

Situaciones similares se presentan en otros países, donde aún hoy existe una importante proporción de la población que no solo carece de agua potable, sino que se abastece a través de pozos excavados hasta las capas freáticas, algunas de las cuales presentan un alto grado de contaminación, sobre todo de tipo bacteriológico, que es la de mayor peligrosidad a corto plazo.

Existen dos factores básicos que intervienen en la contaminación de las aguas subterráneas:

• La filtración de agua de superficie: las prácticas contaminantes (industriales y personales) que generan los seres humanos producen residuos diarios que son perjudiciales para la salud humana y ambiental. El volcado de aguas residuales contaminantes sin tratamiento previo (por parte de las industrias) en los ríos y arroyos, así como los residuos domésticos que no son debidamente separados, suelen causar la contaminación de las aguas subterráneas a través del agua superficial.
• La agricultura y la ganadería: estos dos sectores económicos tienen bastante incidencia tanto en el consumo de agua necesario para su producción como en la contaminación de las aguas. Debido al uso excesivo de fertilizantes orgánicos e inorgánicos en la agricultura, el abono sobrante puede dirigirse tanto a las aguas superficiales como a las subterráneas. En el caso de la ganadería, su influencia en la contaminación de aguas subterráneas se debe a la filtración de excrementos animales, que llegan hasta las profundidades arrastrados por la lluvia.
• Los pozos ciegos o negros: este último factor es el de mayor incidencia, por eso los agentes que más deterioran el agua son biológicos y no químicos. Se originan principalmente en las heces humanas o de animales, y son sobre todo bacterias, parásitos y virus. Estos microorganismos pueden generar efectos nocivos en el ser humano (en ocasiones muy graves) y se manifiestan a través de diversas enfermedades: infecciones parasitarias, cólera, fiebre tifoidea o hepatitis.

Cómo detectarlo

Este es un grupo de contaminantes producto de la acción de cloro en combinación con la materia orgánica. También integran el grupo de los llamados subproductos de la desinfección (SPD´s) y son objeto de estudio para todas las organizaciones relacionadas con la salud. No son detectables por métodos simples: para ello deben hacerse análisis químicos, costosos y complejos. En las concentraciones que pueden encontrarse en el agua de red no presentan gusto, olor ni sabor. Según la OMS (Organización Mundial de la Salud) son altamente tóxicos.

Solución

Los THM son retenidos por absorción, con una muy buena efectividad, por el Carbón Activado Granular. Es por eso que cualquier purificador de la línea PSA es capaz de actuar sobre ellos.  

Cómo detectarlo

Se usan distintos reactivos para detectar la presencia de cloro en el agua. El más habitual es el comúnmente conocido como OTO (ortotolidina), que al agregarse en dos o tres gotas a un vaso de agua del grifo presenta una coloración amarilla cuya intensidad varía en función de la concentración de este contaminante: pueden encontrarse coloraciones desde un tenue amarillo hasta un naranja subido. 

NOTA: la presencia de cloro en el agua corriente es imprescindible para mantener su calidad bacteriológica, pero a la vez está comprobado que su ingesta es muy perjudicial para la salud. Por eso los Purificadores PSA actúan sobre él en el punto de uso, o sea, justo cuando el agua va a ser consumida.

Solución

El Carbón Activado Granular es el método más recomendado para retirar el cloro del agua corriente. Se retiene a través de la absorción sobre la superficie del carbón. Cualquiera de los Purificadores PSA resuelve este problema, ya que todos cuentan con CAG.

Cómo detectarlos

Son los responsables de la turbidez del agua. En general, se trata de partículas sólidas menores de 40 micrones (límite de detección del ojo humano) que se presentan en todo el seno de la solución. Hay casos en los que el agua no tiene una turbidez importante y, sin embargo, estos sólidos están presentes, pero su coloración es tal que pasan desapercibidos al ojo humano. Suelen estar compuestos por barro, arcilla, óxidos metálicos, desprendimientos de cañerías, etc.

Solución

Para cada caso existe una solución. En los purificadores, antes de la parte de purificación encontrarás un prefiltro con un elemento filtrante (Fipor® n. ° 3, Prefiltro S 1000, Quantum, etc.), que es el responsable de la retención de los sólidos suspendidos. La coloración de este elemento determina el tipo de contaminación presente, y su duración dependerá de la cantidad de partículas que haya en el agua. Para volúmenes más grandes de agua a filtrar disponemos del PSA Stopper, con la misma función que los Fipor®. 

Cómo detectarlo

Lo que se suele denominar sarro es lo que en química se conoce como sales de calcio y magnesio. En general, son fácilmente detectables, ya que se presentan en la boca de los grifos, en el fregadero de la cocina, en los sanitarios y en cualquier lugar de la casa que quede expuesto al agua y al aire (y donde, por tanto, el agua se evapora y el sarro queda adherido).

Solución

En PSA existe una solución para cada necesidad. Si querés eliminar el sarro del agua de entrada podés usar un Ablandador automático PSA. Si el agua que deseás tratar es la de consumo, es posible colocar un PSA Quantum. Para evitar la incrustación de sarro sobre los electrodomésticos (caldera, termo, lavavajillas, etc.) utilizá un PSA Poli 2. 

Cómo detectarlo

Al igual que el color, el olor del agua es fácilmente detectable, pero en este caso debés tener especial cuidado: puede estar relacionado con un problema bacteriológico, dado que en general se da cuando la materia orgánica entra en descomposición. Otro de los olores que pueden presentarse es el de tipo «aromático»; en este caso corrés el riesgo de hallarte en presencia de compuestos orgánicos peligrosos, por ejemplo, fenoles. Por ello, la detección del olor es vital para elegir un purificador.

Solución

Si se trata de olores aromáticos y el agua muestra presencia de cloro, podés usar cualquier purificador de la línea, ya que el responsable de retener ese olor será el CAG. En este caso, tené especial cuidado en la comprobación del caudal, ya que una buena retención dependerá del tiempo que el agua permanezca dentro del purificador. De todas formas, para cada caso particular, te recomendamos asesorarte con tu Distribuidor/a Independiente PSA. 

Cómo detectarlo

Se trata de un contaminante bastante común en el agua de pozo. No es de alta toxicidad, pero su presencia puede ser detectada, ya que en altas concentraciones le confiere al agua un particular sabor «metálico». Otra forma de detectarlo es poner unas gotas de lavandina en un vaso con agua, esperar unos minutos y observar si se presenta una turbidez de color ámbar o rojizo, que evidenciaría la presencia de hierro. Por otro lado, si tu ropa de cama, una vez lavada, queda amarillenta, es porque hay altas concentraciones de hierro en el agua. Los sanitarios también son buenos marcadores de la presencia de agua ferrosa, ya que mancha sus paredes con una coloración rojiza.

Solución

Al igual que en casos anteriores, en este hay que comprobar dónde debe atajarse el problema. Si querés tratar el agua para beber, usa cualquiera de los purificadores de la línea PSA que cuentan con KDF, ya que este es el responsable de la retención de hierro.